

El C.D. Puntos Suspensivos tuvo sus comienzos allá por el 2002 y 2003, años en los que un grupo de personas se organizaban para jugar al fútbol sala en la pista del pabellón dos veces por semana.
Fueron los comienzos humildes de quien se reúne para pasar un rato divertido practicando un deporte de equipo con unas características tan atractivas como las del fútbol sala: deporte con mucha intensidad y muy muy entretenido.
En este grupo de personas que durante dos años compartían varias horas a la semana practicando este deporte se crean lazos de amistad, compañerismo…, se crea lo que podría denominarse la “identidad del grupo”. Fue durante estos “ratitos de deporte entre amigos” cuando entre bromas surgió una frase, “vamos a poner puntos suspensivos”, que se usaba en estas reuniones y que a la postre fue la que identificó al equipo.
Después de dos años (dos inviernos) jugando de forma “no competitiva” al fútbol sala, deciden participar en la “Liga de Verano” de Gilena en el año 2003, utilizando una equipación que dio identidad al grupo. Se trata de la mítica camiseta azul y negra a rayas verticales y con el texto “Los Puntos” en la parte delantera, y justo debajo tres puntos suspensivos, la primera que vistió el equipo. En esta “Liga de Verano” de 2003 el equipo “Puntos Suspensivos” tuvo una trayectoria bastante exitosa, proclamándose Campeón de Liga y Campeón del Trofeo de Feria.
En el siguiente invierno 2003-2004, este grupo de amigos volvía a quedar dos días en semana para practicar este deporte que tanto les gustaba, signo de la consolidación de que el “proyecto Puntos” no sería flor de un solo día (ni de un solo verano), y al llegar la época estival de 2004 vuelve a participar en la “Liga de Verano” volviendo a cosechar la Liga y el Trofeo de Feria, consiguiendo de esta forma cuatro títulos de cuatro posibles en tan solo dos años.
Fue precisamente en la celebración de la consecución del Trofeo de Feria de 2004, concretamente el 10 de agosto, cuando se firmó el Acta Fundacional del Club con algunos de sus jugadores participando como socios fundadores. Fue en estos días previos, en este citado 10 de agosto de 2004 y en los días posteriores donde se fraguó la creación como club deportivo y la inscripción en la Liga federada de la Federación Sevillana que tuvo como consecuencia el debut en competición oficial en la temporada 2004/2005.
En septiembre de 2004, se estrenaba el Club Deportivo Puntos Suspensivos en la liga provincial federada de Fútbol Sala en la localidad de Las Cabezas de San Juan, equipo que venía de competir en campeonato “no oficial” en la provincia de Cádiz, por su cercanía con la provincia gaditana, y también se estrenaba en la Liga Provincial (federada) de la provincia de Sevilla en dicha temporada. El equipo gilenense se presentaba a este debut liguero sin tiempo para haber conseguido equipación oficial, y vistió una equipación “prestada” del Gilena C.F. por gentileza de Manolo “el niño la morena”, motivo por el cual el Club conmemoró el 10º aniversario del mismo con una equipación de estos colores, aunque con rayas horizontales. Equipación que fue usada por muchos de estos mismos jugadores del primer equipo de Puntos Suspensivos que debutó en la temporada 2004/2005 (cuyo entrenador fue Pablo), en el Iº Memorial Pablo Borrego Gálvez de Futbol 7 Veteranos, proclamándose campeones con dicha equipación. Campeonato muy emotivo y cargado de simbolismo por poder brindarle este logro a nuestro compañero, entrenador, mentor…, a nuestro amigo Pablo.
Volviendo a la primera temporada del Puntos Suspensivos, el comienzo no fue fácil, el equipo plantaba cara en cada partido, pero en los minutos finales la balanza caía a favor del equipo rival. Algo le faltaba al equipo para ser “competitivo” hasta el final, y su entrenador, Pablo, y el resto de jugadores lo dieron todo para aprender este nuevo deporte en el que oficialmente, de forma federada, no se había practicado hasta el momento en la localidad de Gilena. El esfuerzo estuvo presente desde el primer día, las ganas por aprender y mejorar también, y el tiempo y una buena labor de mentoring por parte de Pablo y el resto del Cuerpo Técnico liderado por Chico, hizo que el equipo creciera y compitiera de igual a igual con cualquier adversario.
Las temporadas se sucedían, el aprendizaje continuaba, el grueso de la plantilla de jugadores se mantenía, aunque algunos iban cambiando, pero lo que permanecía eran las ganas de disfrutar del deporte (a través del fútbol sala), de pasarlo bien en el “tercer tiempo”…
Fue un periodo de aprendizaje, convivencia, deporte, amistad, crecimiento personal, además de estrechar lazos entre club y localidad, y consolidar un proyecto con viabilidad de futuro y con unas bases sólidas para poder seguir creciendo.